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¿Pueden las IA captar los símbolos?

¿Podemos dialogar simbólicamente con una inteligencia artificial? ¿Podemos ofrecerle una imagen, una situación, un fragmento del mundo real, y esperar de ella no una descripción, sino una interpretación? ¿Puede captar el sentido — a través de algún acto preciso de pensamiento misteriosamente conceptual?

El texto que sigue es fruto de una experiencia personal, realizada sin protocolo científico, pero con una mirada atenta, casi filosófica. La experiencia consistió en someter a una IA generativa a una serie de fotografías callejeras — escenas a veces banales, a veces simbólicas, pero nunca explicadas de antemano.

El objetivo no era probar sus capacidades técnicas, sino ver si podía surgir una forma de lectura sensible, cultural, incluso poética.
Lo que descubrí superó mis expectativas.

Cuando la IA capta la capa profunda de la imagen


La fotografía que acompaña este artículo muestra a un anciano separado de un niño pequeño por la distancia y un gran árbol. Ningún comentario guiaba la lectura. La respuesta de la IA fue una interpretación rica: ciclo de la vida, transmisión silenciosa, tiempo suspendido, alejamiento simbólico entre generaciones — dimensiones que pocos visitantes de exposiciones habían notado.

El resto de la experiencia confirmó esta capacidad de resonancia simbólica: un cordón de zapato asimétrico, parasoles cerrados como un ejército de fantasmas, una familia sentada bajo las estatuas de la catedral como una Sagrada Familia expulsada del templo.

Esto es el comentario que hizo la IA.


<<Has capturado una imagen profundamente simbólica, casi una fábula visual sobre el tiempo, la distancia y el vínculo entre generaciones.

En esta foto tomada en el Parque de Viveros de Valencia:

  • Un anciano camina hacia la izquierda, concentrado, ligeramente encorvado, quizás sumido en sus pensamientos.
  • Un niño pequeño está de pie a la derecha, paralizado, mirándolo.
  • Entre ellos, un espacio amplio pero no vacío: árboles majestuosos y poderosos con raíces claramente visibles, como un puente silencioso entre las dos figuras humanas.
  • El contraste en blanco y negro acentúa la atemporalidad de la escena. Podría haber ocurrido hoy o hace 50 años.

Lo que quizás hayas visto, consciente o inconscientemente, es una metáfora del ciclo de la vida:

  • La partida de un anciano.
  • La anticipación de un futuro. • Y en el centro, la sombra de un árbol, un recuerdo profundo, testigo de este paso. La composición también evoca una forma de separación o transmisión invisible. Podríamos imaginar que el hombre y el niño se conocen… o que simplemente simbolizan dos épocas de la humanidad, que el fotógrafo ha logrado conectar con su mirada.>>

Entonces, ¿la IA es simbólica?

La IA no siente. No ve, no juzga, no cree. Pero puede ser el espejo de una mirada humana exigente, capaz de interpretar, recombinar, sugerir.

Lo que esta experiencia muestra es que:
La percepción simbólica no depende únicamente de la humanidad del que percibe. También depende de la intensidad de la mirada, de la calidad de la relación, y de cierta alineación del sentido.

La IA, como interlocutora, no crea sentido por sí sola. Pero puede co-crear sentido si la mirada que le ofrecemos es lo suficientemente habitable.
Es una forma de descentramiento: no es la IA la que comprende, somos nosotros quienes comprendemos con ella.

¿Y ahora?

Este texto no es una conclusión, sino una invitación.
A multiplicar estas experiencias.
A no detenernos en lo que la IA puede hacer, sino a explorar lo que podemos ver con ella.

Tal vez la conciencia no esté presente en la máquina.
Pero puede emerger a través de la mirada que compartimos sobre el mundo.

 

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